Hija de Olga Sánchez Cordero logra pase directo como aspirante a la Suprema Corte

¿Qué revela la nota?

La nota reporta que:

• Paula María Ramírez Sánchez Cordero, hija de la exministra Olga Sánchez Cordero (afín a la 4T), y
• Arely Gómez, extitular de la Procuraduría General de la República,

fueron incluidas directamente como aspirantes a ocupar un lugar en la Suprema Corte, sin un proceso abierto ni transparente de evaluación ciudadana ni técnica. Esta “inclusión por cercanía” ha sido interpretada como una extensión del poder político en la estructura judicial.

Análisis desde la verdad objetiva

1. Nepotismo institucional: cuando la justicia se hereda

Lo que aquí se denuncia no es solo una designación polémica, sino una lógica de poder dinástica, donde el apellido y las relaciones políticas valen más que la integridad moral y la formación jurídica.

La justicia no puede ser el premio a la lealtad política ni un título hereditario.
La Corte no es una monarquía: es el último muro de la República.

Este tipo de nombramientos hiere la legitimidad del Poder Judicial y destruye la confianza ciudadana. ¿Cómo esperar justicia de quienes han sido colocados no por su virtud, sino por su conveniencia para el régimen?

✝️ 2. Desde la ética cristiana: la justicia no se negocia

En la Palabra de Dios, se advierte contra el favoritismo:

“Dios no hace acepción de personas” (Romanos 2:11).
Y todo juez que desea ser fiel a su llamado debe ser imparcial, incorruptible y temeroso de Dios.

La manipulación del sistema judicial para asegurar fidelidad al gobierno es una violación directa de la ley natural. El juicio debe ser recto, no conveniente; debe glorificar a Dios, no a los hombres.

🏛️ 3. Corrupción estructural: el modelo del Estado lealista

Este caso es una muestra más del modelo de gobierno morenista, que premia la obediencia sobre el mérito. La 4T ha impulsado sistemáticamente una toma del Poder Judicial mediante:

• Colocación de aliados o familiares en cargos clave.
• Exclusión de voces disidentes o independientes.
• Desmantelamiento de contrapesos reales.

Este modelo no busca justicia, sino blindaje de impunidad y obediencia institucional.

“No hay mayor injusticia que una Corte obediente”.

Conclusión

La inclusión de Paula Ramírez Sánchez Cordero y Arely Gómez sin concurso ni transparencia no es solo un problema ético, sino una crisis política y espiritual. La Suprema Corte está siendo cooptada por un régimen que desprecia la justicia objetiva.

Cada nombramiento sin virtud es un ladrillo más en la tumba de la República.

No puede haber paz donde no hay justicia.
No puede haber justicia donde no hay verdad.
No puede haber verdad donde el poder se impone por encima de la conciencia.