Perfil de Sara Irene Herrerías Guerra

Aspirante a ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)
  • Nombre completo: Sara Irene Herrerías Guerra
  • Cargo actual: Titular de la Fiscalía Especializada en Materia de Derechos Humanos (FEMDH) de la Fiscalía General de la República (FGR)
  • Entidad federativa: Ciudad de México
  • Especialidad: Derecho Penal, Derechos Humanos, Política Criminal y Procuración de Justicia
  • Vínculos políticos identificados: No se han identificado afiliaciones políticas directas en la información disponible

Formación Académica

  • Licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
  • Maestra en Criminología por el Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE)
  • Doctora en Ciencias Penales y Política Criminal por el INACIPE

Trayectoria Profesional

  • Titular de la Fiscalía Especializada en Materia de Derechos Humanos (FEMDH), FGR
  • Subprocuradora de Derechos Humanos, Prevención del Delito y Servicios a la Comunidad en la entonces PGR
  • Titular de la Unidad para la Defensa de los Derechos Humanos en la Secretaría de Gobernación (SEGOB)
  • Procuradora Social de Atención a Víctimas del Gobierno Federal (PROVÍCTIMA)
  • Fiscal Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA)
  • Directora General del Programa de Igualdad entre Mujeres y Hombres de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)
  • Coordinadora de Sistemas Administrativos en la Dirección de Capacitación de la CNDH
  • Asesora del Oficial Mayor en la Procuraduría General de la República
  • Coordinadora del Proyecto “Prevención de Violencia y Delincuencia para Niños, Niñas y Adolescentes” del INACIPE
  • Secretaria Proyectista en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
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Sara Irene Herrerías Guerra representa una figura con una trayectoria sólida en el ámbito de derechos humanos y persecución penal, particularmente en casos relacionados con víctimas y violencia de género. Sin embargo, al analizar su perfil desde la visión de Virtud al Frente, que busca evaluar la justicia no solo en términos legales, sino morales y trascendentes, surgen reflexiones necesarias.

1. Justicia y Equidad 

Sara Irene ha dedicado gran parte de su carrera a defender a víctimas de violaciones graves de derechos humanos. Desde una perspectiva de virtud, esto refleja un compromiso importante con la justicia reparadora. Sin embargo, la preocupación surge cuando la justicia se reduce a la reparación estructural y no se acompaña de un enfoque que fortalezca la responsabilidad individual, el arrepentimiento y el perdón.

Su discurso pone el énfasis en mecanismos institucionales para castigar, pero poco se habla del fortalecimiento moral de las personas ni de cómo generar un entorno en el que se cultiven virtudes cívicas que prevengan el delito y la injusticia.

 

2. Verdad y Transparencia 

Su enfoque técnico muestra un esfuerzo por mejorar la rendición de cuentas del Poder Judicial. Esto es positivo. Sin embargo, se nota un alineamiento con una narrativa institucional que privilegia discursos como “perspectiva de género” e “interseccionalidad”, sin detenerse a discernir si esas corrientes están en armonía con la verdad objetiva, la ley natural o la justicia moral.

La transparencia no es solo publicar estadísticas o evitar abusos de poder. Es también hablar claro sobre lo que es el bien, el mal, la dignidad del ser humano y el respeto a la vida. En esto, su discurso parece incompleto.

3. Libertad y Responsabilidad Individual 

Una constante en su carrera ha sido su desconfianza hacia la autonomía de los jueces sin vigilancia externa. Esto puede ser válido si hablamos de erradicar la corrupción. Pero también puede reflejar una visión institucionalista y controladora, donde el sistema sustituye al carácter del juez virtuoso.

Desde la virtud, la libertad no es solo hacer lo que se quiere dentro del marco legal. Es hacer el bien aunque no haya ley que lo imponga. No basta con crear órganos de vigilancia si no se promueve el cultivo de la virtud en los funcionarios.

4. Virtud y Moral Cristiana 

No se observa en su discurso una defensa explícita de principios no negociables como:

  • El respeto absoluto a la vida desde la concepción,
  • La defensa de la familia natural,
  • La libertad religiosa,
  • La objeción de conciencia.

Por el contrario, su énfasis en colectivos vulnerables puede derivar —si no se ancla en la verdad— en una justicia relativista, donde los valores eternos se subordinan a las modas ideológicas o a las exigencias de agendas internacionales.

5. Defensa de la Familia y la Comunidad 

Sara Irene enfoca su visión en la víctima como individuo lesionado, pero no se aprecia una reflexión más profunda sobre cómo fortalecer el tejido social y familiar para prevenir el delito o reconstruir comunidades dañadas. La virtud también llama a mirar el origen del mal social y no solo sus consecuencias.

Conclusión desde la virtud

Sara Irene Herrerías es una mujer competente, con experiencia y convicciones fuertes en el ámbito del derecho penal y los derechos humanos. Pero su candidatura a la SCJN, desde una mirada de virtud y ley moral, presenta limitaciones preocupantes:

  • No se aprecia una visión trascendente de la justicia.
  • La persona humana no es vista como portadora de una dignidad dada por Dios, sino como un ente político dentro de un sistema de víctimas y opresores.
  • La moral objetiva no aparece como criterio rector de su pensamiento.
  • Su discurso corre el riesgo de justificar cualquier política mientras promueva la “inclusión”, aunque sea contraria a la ley natural o la verdad.

Un juez puede conocer la ley y aún así ser injusto si no tiene virtud.

 

Desde la perspectiva de “Virtud al Frente”, Sara Irene Herrerías necesita dar mayor claridad sobre su visión moral y antropológica si quiere ser considerada idónea para el más alto tribunal del país. El pueblo de México no solo necesita legalistas: necesita jueces que amen la verdad y tengan el valor de defenderla.