Perfil de Sergio Javier Molina Martínez

Aspirante a ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)
  • Nombre completo: Sergio Javier Molina Martínez

  • Cargo actual: Consejero de la Judicatura Federal

  • Entidad federativa de origen: Chihuahua

  • Especialidad(es): Derecho laboral, derecho constitucional, derechos humanos

  • Vínculos políticos identificados:

    • Designado como Consejero de la Judicatura Federal por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 2019

    • Participación activa en la implementación de la reforma al sistema de justicia laboral en México

Formación Académica

  • Grado(s) académico(s):

    • Licenciatura en Derecho

    • Maestría en Derecho

    • Doctorado en Derecho

  • Universidad(es):

    • Universidad Autónoma de Chihuahua (Licenciatura)

    • Universidad Nacional Autónoma de México (Maestría)

    • Universidad Panamericana (Doctorado)

  • Especializaciones:

    • Derecho Constitucional (Universidad de Salamanca, España)

    • Derecho de Amparo (Universidad Panamericana)

Trayectoria Profesional

  • Juez de Distrito en diversas ciudades de México, incluyendo Saltillo, Coahuila; León, Guanajuato; y Ciudad de México

  • Magistrado del Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito, con residencia en Cancún, Quintana Roo

  • Consejero de la Judicatura Federal desde 2019, designado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación

  • Participación destacada en la implementación de la reforma al sistema de justicia laboral en México, representando al Poder Judicial de la Federación en el Consejo de Coordinación para la Implementación del Sistema de Justicia Laboral

Sergio Javier Molina Martínez: el operador judicial que podría convertirse en juez del bien común

Sergio Javier Molina Martínez es un perfil que, desde su formación y experiencia, encarna lo que podríamos llamar la médula técnica del Poder Judicial Federal. Su nombre ha estado ligado durante años al Consejo de la Judicatura Federal, donde ha sido clave en el diseño e implementación de políticas judiciales internas. No es una figura mediática ni política. Es un operador institucional, un arquitecto de estructuras judiciales, y un profundo conocedor de la justicia procesal.

En tiempos donde muchos buscan jueces militantes o ideólogos togados, Molina representa la esperanza de una justicia silenciosa, pero eficiente. Sin embargo, desde la virtud cristiana y la moral trascendente, la pregunta es clara:

¿Es esa sobriedad técnica suficiente para enfrentar el mal cuando viene disfrazado de ley?


“El justo atiende a la causa del pobre; el impío no entiende de justicia.” (Proverbios 29:7)



⚖️ 1. ¿Está dispuesto a juzgar contra el poder que lo simpatiza?

Molina ha estado muy cerca del poder judicial, pero no del poder político. Su carrera no muestra vínculos con partidos ni con gobiernos de turno. Ha trabajado desde dentro para fortalecer la institucionalidad del sistema judicial, no para servir a intereses externos.
Eso habla de independencia operativa. Pero la pregunta de fondo es:
¿Tiene la fuerza interior para confrontar al poder cuando éste quiera imponer agendas contrarias a la justicia?



📜 2. ¿Defiende la Constitución por encima de cualquier agenda?

Sí. Es uno de sus principales puntos fuertes. Su trabajo ha estado enfocado en garantizar la eficacia de los procedimientos, la independencia judicial, y la administración del sistema federal. No hay señales de reinterpretación ideológica de la Constitución en sus planteamientos.

Cree en el Estado de Derecho, no en la manipulación del derecho. Este principio lo hace confiable, especialmente frente a candidatos que promueven reformas judiciales motivadas por ideología o populismo.



🧭 3. ¿Reconoce principios no negociables como la vida, la familia y la libertad de conciencia?

Aquí, nuevamente, hay un silencio preocupante pero no condenatorio.

Molina no se ha pronunciado sobre temas como el aborto, la ideología de género, el matrimonio natural o la objeción de conciencia. Su perfil es técnico y reservado. Esto podría deberse a prudencia profesional, pero también puede indicar que su brújula moral no está claramente alineada con la ley natural.

Desde la virtud, un juez que no reconoce públicamente que hay verdades anteriores a la ley positiva, puede ser un ejecutor funcional… pero no un guardián del bien común trascendente.


“Tus estatutos son mi delicia y mis consejeros.” (Salmo 119:24)



🏛️ 4. ¿Ha servido o ha escalado?

Ha servido. Su carrera muestra una dedicación al fortalecimiento interno del poder judicial, sin saltos oportunistas ni uso del cargo para autopromoción. No busca cámaras, ni foros, ni micrófonos. Prefiere construir desde la base.

Esto es valioso: un juez que no tiene ambiciones externas, y cuya motivación parece ser la estabilidad institucional, no el poder o la fama.



💬 5. ¿Promueve la paz o evade el conflicto moral?

Promueve la paz institucional. Ha sido un factor de orden, planificación y mejora continua dentro del Poder Judicial. Pero no se le conoce por haber levantado la voz ante injusticias estructurales o amenazas ideológicas.

Es decir, su vocación es clara, pero su disposición a incomodar al sistema en defensa del bien supremo aún está por probarse.



📌 Conclusión ética: ¿Es un candidato virtuoso?

Sergio Javier Molina Martínez es uno de los perfiles más institucionales, maduros y estructuralmente necesarios en la Corte. Su experiencia lo convierte en una pieza de equilibrio técnico. Puede aportar orden y eficiencia.

Pero la Corte no solo necesita técnicos. Necesita jueces que digan la verdad cuando el poder la quiere callar. Si Molina se atreve a abrazar la justicia trascendente —más allá de los sistemas que ha ayudado a construir—, será un juez justo.

Si no, será un funcionario eficaz… pero insuficiente.


“No pervertirás el derecho; no harás acepción de personas… con justicia juzgarás a tu prójimo.” (Levítico 19:15)