Home SecretaríaFinanzasDeuda Externa de MéxicoLa verdad sobre la deuda externa durante el sexenio de AMLO

La verdad sobre la deuda externa durante el sexenio de AMLO

by Percival

La verdad sobre la deuda externa durante el sexenio de AMLO

Durante su campaña y los primeros años de gobierno, Andrés Manuel López Obrador repitió una y otra vez una consigna que apelaba al sentido común del pueblo mexicano: “no endeudaremos al país”. Aquel compromiso con la austeridad resonó con fuerza en una nación cansada de excesos, corrupción y despilfarros. Se presentaba como un gobierno distinto, con una supuesta ética superior que honraría al pueblo mediante el uso responsable de los recursos públicos.

Sin embargo, a casi seis años de su mandato, las cifras cuentan otra historia. Aunque el gobierno insiste en que no se contrajo deuda “nueva”, los datos del Banco de México y de la Secretaría de Hacienda revelan que la deuda externa bruta del sector público pasó de 197 mil millones de dólares en 2018 a más de 220 mil millones en 2023. Es decir, un incremento de más de 23 mil millones de dólares, lo que contradice no solo sus promesas, sino también los principios básicos de la responsabilidad financiera.

¿Para qué se usó esa deuda?

No se utilizó para fortalecer el sistema de salud. Tampoco se destinó a mejorar el sistema de justicia, ni a garantizar seguridad pública. En cambio, gran parte se canalizó a Pemex y CFE, empresas que operan con pérdidas crónicas y que han sido defendidas más por ideología que por eficiencia. También se financiaron con deuda los llamados proyectos emblemáticos del sexenio: el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Felipe Ángeles, tres obras que arrastran dudas técnicas, críticas de expertos y sobrecostos millonarios.

Por otro lado, se reforzaron los programas sociales de transferencia directa, muchos de los cuales carecen de evaluaciones de impacto que demuestren mejoras reales en movilidad social o productividad.

Todo esto plantea una pregunta de fondo: ¿esta deuda fue justa, eficiente y moral?


Lo que dice la Escuela Austríaca de Economía

Para los economistas de la Escuela Austríaca, la deuda estatal no es un instrumento neutro, sino una peligrosa distorsión del mercado. Ludwig von Mises lo dijo claramente:

“El gasto público no crea riqueza; simplemente redistribuye el poder adquisitivo desde donde ha sido legítimamente generado hacia donde será despilfarrado.”

Desde esta visión, endeudarse para financiar proyectos que no responden a las señales reales del mercado, sino a decisiones centralizadas y políticas, es destructivo.

Y eso es lo que hizo este gobierno: utilizó el endeudamiento como medio para imponer su visión del país, sin pasar por el filtro del cálculo económico. Dos Bocas es el mejor ejemplo: una refinería construida en medio de una transición energética global, con una rentabilidad dudosa y un sobrecosto que ya ha superado los 16 mil millones de dólares.

Desde la racionalidad económica, endeudarse para construir algo que no generará valor ni retorno es simplemente inmoral, porque compromete recursos de generaciones futuras sin ofrecer beneficios reales.


¿Y desde la virtud cristiana?

La moral cristiana nos invita a actuar con prudencia, justicia y responsabilidad. Gobernar es administrar lo ajeno en nombre del bien común. Por ello, endeudarse debe ser una medida excepcional, motivada por el deber de proteger a los más vulnerables o enfrentar crisis ineludibles, no una herramienta política para imponer megaproyectos o comprar lealtades electorales.

En este caso, el endeudamiento fue opaco, careció de transparencia y no priorizó las verdaderas necesidades del pueblo: seguridad, salud, justicia y oportunidades reales de trabajo.

El principio bíblico es claro:

“El que toma prestado es siervo del que presta.” (Proverbios 22:7)

¿Se puede llamar “gobierno libre” a uno que sigue sometiendo al país a más servidumbre financiera?


Conclusión: ¿una deuda con el pueblo?

López Obrador se presentó como el presidente del pueblo, pero le heredará al pueblo una deuda sin explicación clara, sin proyectos rentables y sin transparencia.

La narrativa oficial repite que “no se pidió deuda nueva”, pero omite que se reestructuraron, refinanciaron y expandieron compromisos, lo que en términos reales sigue siendo deuda.

Desde la perspectiva de la virtud, este endeudamiento no es ni justo, ni prudente, ni moralmente defendible. No se puede predicar austeridad mientras se compromete el futuro financiero de la nación para alimentar caprichos ideológicos.

El cristiano verdadero sabe que los recursos deben administrarse con temor de Dios, porque el dinero del Estado no es suyo: es del pueblo, y más aún, es prestado del futuro.


📢 Reflexión final para compartir

“Gobernar con virtud no es evitar la deuda, sino usarla con justicia, prudencia y verdad. Y en eso, este sexenio ha fallado.”

Datos oficiales sobre deuda externa y pública

Uso de la deuda en proyectos emblemáticos

Análisis y evaluación del endeudamiento